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The Democracy Shop
EL PERRO
2005
THE DEMOCRACY SHOP
English below
La idea de poner en marcha The Democracy Shop como marca (de camisetas, de tablas de skate), partiendo de la imagen de la soldado Lynddie England cometiendo torturas en la prisión de Abu Ghraib responde al hecho de entender las torturas de Irak no como un caso más de arrogancia imperialista ante una población del Tercer Mundo, tal como argumenta Slavoj Zizek, sino al hecho de que al someterse a esas torturas humillantes, los prisioneros iraquíes fueron en efecto iniciados en la cultura occidental y en su valor democrático, probaron el sabor de su obsceno submundo, el de las bromas pesadas a lo Jackass, y otros ritos iniciáticos de la tortura y la humillación a las que uno ha de someterse para que se le acepte en el seno de una comunidad cerrada. No se suelen ver fotografías análogas al menos en intervalos regulares en la prensa occidental, salvo cuando estalla algún escándalo en una unidad del ejército o en un campus universitario, donde el ritual iniciático se les va de las manos y ya sean los soldados, ya los estudiantes, resultan perjudicados más allá de un nivel que se pueda considerar tolerable. Estas humillaciones constituyen el suplemento necesario para acceder a los valores públicos de la dignidad, la democracia y la libertad personal. Lo que percibimos cuando vemos las fotos de los prisioneros iraquíes humillados en nuestras pantallas, en nuestros periódicos, es precisamente una visión privilegiada de los “valores del mundo civilizado”. Valores de los que Jimmy Knoxville, Steve O y demás creadores y participantes de Jackass, o de su última versión manierista más salvaje: Bumfight, literalmente La lucha de mendigos (www.bumfights.com), se han servido para crear un producto mediático de impacto mundial, dando carta de naturaleza espectacular a lo que antes se realizaba en secreto, y convirtiendolo en mercancía.
La Segunda Guerra del Golfo ha sido presentada por los dirigentes occidentales implicados como un esfuerzo por llevar el ideal democrático a un pueblo sometido por una dictadura, y por extensión al resto del mundo islámico. Las fotos de las torturas de Abu Ghraib supusieron un cuestionamiento mediático inmediato de esta pretensión. En este sentido también se abre una nueva reflexión ¿en que tipo de democracia vivimos?¿qué democracia exporta el mundo occidental? la respuesta nos la puede dar Noam Chomsky: “Si por «democracia al estilo norteamericano» entendemos un sistema político con elecciones regulares pero ningún desafío serio para el dominio empresarial, es indudable que los políticos estadounidenses ansían verlo establecido en todo el mundo (…) El ideal democrático, en nuestro país y en el extranjero, es simple y honesto: Sois libres de hacer lo que queráis, siempre y cuando eso sea lo que queremos que hagáis”.<
English text
The idea to set up The Democracy shop as a brand (for t-shirts, skateboards), using the image of the soldier Lynddie England torturing prisoners in the Abu Ghraib prison, is an attempt to understand the tortures in Iraq, as Slavoj Zizek said, not just as another case of imperialist arrogance towards the Third World. It tries to focus on the fact that by being submitted to these humiliating tortures, the Iraqi prisoners were in effect being initiated into the western culture and its democratic values. They experienced the taste of its obscene underworld, its tedious Jackass style jokes and other initiation rites of torture and humiliation to which one must be submitted in order to be accepted into the heart of a closed community. It is not common to see such photos, at least not regularly, in western press, except when some scandal breaks out in an army unit or in a university campus, where the initiation ritual gets out of hand and when soldiers or students are harmed beyond what is considered acceptable. These humiliations are the compulsory finishing touches before being able to access the public values of dignity, democracy and personal freedom. What we perceive when we see images of humiliated Iraqi prisoners on our screens, or in our newspapers, is precisely a privileged view of “the values of the civilized world.” Values like those of Jimmy Knoxville, Steve O and other stars and performers of Jackass, or their latest brutal mannerist version: Bumfight, (www.bumfights.com) with which they have created a media product of worldwide impact, making something that was once done in private acceptable and spectacular. In this way, they have convertedother people’s humiliation, despise and pain into commercial merchandise.
The Second Gulf War has been presented by western leaders involved as an attempt to export the democratic ideal to a population submitted to dictatorship, and by extension to the rest of the Islamic world. The images of torture in Abu Gharib raised immediate doubts in the media about this intention. In this sense, further considerations arise. In what kind of democracy do we live? What kind of democracy is the occidental world exporting? Noam Chomsky can give us the answer: “if by ‘North American style democracy’ we infer to a political system with regular elections but without any serious challenge to the corporate control, there is no doubt that the American politicians long to see it established throughout the world (…) The democratic ideal in our country and abroad is simple and honest: You are free to do what you want as long as it is what we want.