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Ramón Mateos
ramonmat@gmail.com


Horizonte de sucesos

En la teoría de la relatividad general, el horizonte de sucesos —también llamado horizonte de eventos— se
refiere a una hipersuperficie frontera del espacio-tiempo, tal que los eventos a un lado de ella no pueden
afectar a un observador situado al otro lado.

Horizonte de sucesos, 2018

Impresiones inkjet en papel Hahnemülhe. 

120 x 80 cm

Inkjet print on Hahnemülhe paper.

Según el último número de la revista Refugiados que publica la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), a inicios de 2018 había 65,6 millones de personas en el mundo que se han visto obligadas a huir de sus casas a consecuencia de la violencia o la persecución. En los últimos años se han llegado a cifras tristemente históricas, debido sobre todo a la guerra de Siria y a los numerosos conflictos que inundan una importante parte del África Subsahariana. Para visualizarlo más claramente podemos decir que durante 2016 una persona tuvo que abandonar forzosamente su hogar cada segundo según datos del IDMC (1). Desde hace más de cinco años Siria ha sido el país más castigado a nivel mundial (5’5 millones de refugiados y más de 6 millones de desplazados internos (2)), únicamente superado por Colombia (7,7 millones de refugiados) y seguido por Afganistán (4,7 millones), Irak (4,2 millones) y Sudán del Sur (3,3 millones).

El análisis global en lo que se refiere a peticiones de asilo continúa una tendencia que parece irreversible: son los países en vías de desarrollo, y no los más ricos, los que acogen a un mayor número de personas refugiadas. En el caso de Siria, en 2017 más de 3 millones de refugiados huyeron a Turquía y 1 millón se trasladó a los campos de refugiados
libaneses, un país que acoge a 183 refugiados por cada 1.000 residentes. Les sigue Jordania, con más de medio millón, Irak y Egipto (3). Según datos de la Comisión Europea, en 2015 se aprobaron algo menos de 300.000 de las más de un millón de peticiones de asilo que recibió la UE en ese año.

Aunque se podría decir que algunos países europeos parecen responder lentamente a la crisis, hay datos que hacen dudar de que los fondos y las medidas necesarios para solucionar el problema estén siendo convenientemente dirigidos. Desde que en 2016 la UE firmara con Turquía un acuerdo por el que todo inmigrante irregular captado en la frontera europea sería inmediatamente conducido a territorio turco, la situación se ha hecho más grave si cabe. Este tipo de políticas de contención, detención y deportación, junto al levantamiento de nuevos muros y vallas fronterizas, está costando a la UE unos 13.000 millones de euros al año (4). En concreto, se destinan alrededor de 75 millones anualmente a asistir técnicamente a países como Túnez, Libia, Egipto, Argelia y Mauritania. Países todos ellos dirigidos por gobiernos difícilmente calificables de democráticos en los que ya es un hecho el escandaloso papel de las mafias para con los refugiados. Sólo con la firma del acuerdo UE-Turquía, este país se embolsó 6.000 millones de euros para poder atender a la casi insostenible cantidad de refugiados que se hallan dentro de sus fronteras: 3,8 millones según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de enero de este año. Europa también dedica mucho dinero a proyectos sobre tecnologías y sistemas de detección más eficientes: una media de 230 millones de euros anuales (5).

Conscientes del gasto que conllevan las políticas de deportación y los incentivos para animar a los inmigrantes a acogerse al retorno voluntario, que llega a los 11.300 millones de euros anuales, es comprensible que crezcan los presupuestos destinados a la vigilancia y la contención, sea de la forma que sea. FRONTEX (6), que desde 2016 dispone un nuevo y más efectivo cuerpo de guardia de frontera, ofrece datos presupuestarios periódicos que crecen paulatinamente: 250 millones en 2016, 281 millones en 2017 y 320 millones en 2018. Según algunos investigadores este crecimiento, en general, de la inversión en seguridad fronteriza, llegará hasta los 50.000 millones de euros en 2022 (7). Pero este esfuerzo no impide que miles de personas traten de entrar en Europa cueste lo que cueste. Es más, el cierre de fronteras terrestres y el soborno de países extracomunitarios, no ha hecho sino empeorar la situación, empujando a estas personas a tomar rutas aún más peligrosas. Según la OIM (8), en 2017 se contabilizaron en todo el mundo 6.142 muertes y desapariciones, de las que la mitad correspondían al Mediterráneo. En 2015 se ofreció la cifra oficial de 3.784 y en 2016 se llegó a 5.143. Hasta el 18 de marzo de este año, ya se han contabilizado 495 casos (3 personas de cada 100 que logran llegar por mar a Europa). Más de 12.000 mujeres, hombres y niños han muerto en el Mediterráneo en algo más de tres años.

El número de personas que consiguen sobrevivir a las inhumanas travesías terrestres o marítimas fluctúan de un año a otro. El año más cruento de los últimos cinco fue sin duda el 2015, en el que la OIM contabilizó algo más de un millón de llegadas al territorio de la UE. Esta cifra ha ido menguando considerablemente en 2016 (390.432) y en 2017 (186.768). Habrá que ver si esta tendencia a la baja continúa este año, en el que ya se han registrado 15.266 entradas. No se debe identificar esta disminución en las cifras con una reducción del número de personas que huyen de sus países de origen, sino con la efectividad de las medidas de contención europeas. Medidas que también influyen en el número de peticiones de asilo que se resuelven positivamente, muy pocas en comparación con el importante número que de ellas se reciben: casi un millón y medio en 2015, algo más de un millón en 2016 y casi 700.000 en 2017 según
Eurostat. Alemania se encuentra a la cabeza muy por delante del resto, aceptando, por ejemplo, el 34,4% de las más de 700.000 recibidas en 2016 (9). Francia, que recibió más de 100.000 en 2017, sólo aprobó el 13%, e Italia, con 123.370 en 2016, no llegó al 4%. Un caso particular es Suecia, un país que en 2016 aprobó más del 60% de las peticiones (10), pero que a partir de 2017 anunció oficialmente la deportación de entre 60.000 y 80.000 personas.

Sobre la situación de los refugiados que ya viven en Europa, no dejan de multiplicarse los titulares de prensa que señalan el fracaso de las políticas de integración, el aumento de la violencia racista y el creciente sentimiento de rechazo de amplios sectores de la población que han empujado a los gobiernos a tomar rápidas medidas de acción ante el peligro de perder su posición frente a partidos de ultraderecha. Hemos señalado las deportaciones en Suecia, pero también las habrá en Finlandia y en Noruega. También se ha comenzado a aprobar leyes que permiten la confiscación de bienes, como ya sucede en Dinamarca, Suiza y algunos estados
federados de Alemania.

Pero la gravedad del escenario, espoleado mayormente por los conflictos bélicos, no ha afectado en lo más mínimo a los planes de exportación de armamento. Desde 2003 a 2014, la UE envió armas y material militar a 63 de los 65 países que en aquel momento estaban en conflicto o en una situación predominante de tensión (11). Este dato evidencia la
absoluta responsabilidad de Europa en la situación que, precisamente, trata de eludir. El negocio de la guerra y el miedo, que es un hecho en lo referente a las políticas de control fronterizo, continúa siendo más que rentable con la venta de armas. Prueba de ello es el crecimiento en un 400% de las exportaciones desde 2012 hasta hoy.

Las sanciones y bloqueos con los que Europa castiga a algunos países, como por ejemplo Siria o Libia, no impide en absoluto que las armas Made in EU entren de manera indirecta. De esta labor se encargan las mafias, que en los últimos años han recaudado miles de millones de euros gracias al tráfico de armas y seres humanos (12). Según Cruz Roja Española, el precio medio para cruzar el Estrecho ronda los 1.100 euros por persona, cruzar desde Turquía hasta Grecia puede llegar a los 2.000 por individuo y pasar la frontera de Melilla escondido en un vehículo ronda los
3.000. El negocio del escaper es realmente lucrativo. No menos rentable es la nueva modalidad que han desarrollado las mafias que operan en Libia y que apenas empezamos a conocer: la creación de un auténtico “mercado de esclavos” en ese país, es decir, la compra-venta de personas que en su camino hacia Europa son interceptados y sometidos a condiciones de esclavitud con la intención de recibir un rescate a cambio de su liberación (13).

Actualmente, las mafias no sólo están presentes en los países de origen o en los países que funcionan como puerta de Europa, sino que también lo están en la propia Europa. Es el caso de la mafia calabresa, que ya se había embolsado varios millones de euros de las ayudas oficiales a los refugiados cuando en 2017, una investigación policial destapó que había estado controlando a su antojo un centro de inmigrantes durante diez años (14).

Según la OIM España ha documentado un total de 62.643 llegadas irregulares al país desde 2015, más de 2.000 sólo en enero de este año. Según la prensa, con acceso a los datos que el Secretario de Estado de Asuntos Europeos ha facilitado a Bruselas recientemente, España ha acogido a 2.782 refugiados a día 12 de marzo y reubicando además a
33.846 personas que se hallaban en Italia y Grecia. Se comprueba así que de la “cuota” de 11.137 refugiados que aceptó acoger hasta septiembre del año pasado, sólo ha cumplido con el 24%. El Secretario alude a “falta de personas que cumplan los requisitos” y a “dificultades en el procedimiento” para justificar este fracaso (15). Requisitos que, según datos de la Policía Nacional, se centran en bloquear a aquellas personas que puedan suponer un peligro para
la seguridad del país. Aunque la realidad es que algunas nacionalidades, como iraquíes y afganos, simplemente no entran en el acuerdo sobre las “cuotas” de la UE y por tanto, ni siquiera se les plantea la posibilidad. No ocurre lo mismo con los llamados “visados dorados”, autorizaciones de residencia que con el dinero por delante, no hacen distinción de nacionalidad. Desde que España puso en marcha esta modalidad en 2013 se han aprobado más de 40.000 (16). Esos visados se consiguen principalmente a través de inversiones de entre 500.000 y dos millones
de euros en inmuebles, depósitos o bonos del Estado. Una práctica de la que organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), alertan como puerta de acceso a la corrupción, al fraude e incluso a delitos de evasión o desobediencia a la autoridad en sus países de origen, además del cohecho. Este tipo de permisos también se pueden conceder a trabajadores “altamente cualificados” en un intento por atraer la excelencia profesional a nuestro país (17); una declaración de la Secretaría de Estado de Comercio que choca diametralmente con la tendencia a la “fuga” de talento que sufre España desde hace más de una década. De hecho, cada vez son más las personas que deciden salir del país. Así lo atestigua el Instituto Nacional de Estadística (INE), que el año pasado ofreció la cifra de 2,4 millones de españoles residentes fuera del país. Una cantidad que casi se ha duplicado en tan sólo siete años. Todo apunta a que esta tendencia seguirá aumentando en los años venideros.

Los datos que se recogen en este texto tratan de poner en evidencia la actuación de España y el resto de la Unión Europea en lo concerniente a materia humanitaria ante la realidad de la peor crisis global desde la segunda guerra mundial.

1. Internal Displacement Monitoring Centre.
2. Agencia de la ONU para los Refugiados (UNHCR) Datos de finales de 2016.
3. Agencia de la ONU para los Refugiados (UNHCR).
4. Aunque de 2015, son los datos más recientes que se tienen sobre el coste de los programas de control fronterizo de la UE, y proceden de un estudio de investigación desarrollado por el proyecto The Migrants’ Files, impulsado por un consorcio de periodistas de diez nacionalidades. Este proyecto finalizó en junio de 2016.
5. Datos tomados del proyecto The New Arrivals, en el que participan The Gardian, El País, Le Monde y Spiegel, y que está centrado en hacer un seguimiento periodístico de los refugiados que ya viven en Europa. Concretamente, esta cifra la proporciona otro proyecto colectivo, Security For Sale, que agrupa a más de 20 periodistas europeos.
6. Agencia europea para el control de fronteras exteriores de la UE.
7. Laura Delle Femine (8 de agosto de 2017) El negocio millonario del control de fronteras. El País – The New Arrivals    8. En concreto, se trata de datos facilitados por el proyecto The Missing Migrants, con el que la OIM coteja sus propios
datos con los facilitados por las autoridades de cada país afectado y los que toma de los medios periodísticos. Aun así, la propia OIM alerta de que seguramente las cifras sean sensiblemente superiores a las ofrecidas.
9. Según la BAMF, la Oficina de inmigrantes y refugiados alemana.
10. Las cifras de Francia, Italia y Suecia proceden de la base de datos AIDA (Asylum Information Database).
11. Información facilitada por el Centro Delàs de Estudios por la Paz, una ONG pacifista interesada en la desmilitarización del planeta.
12. Belén Domínguez Cebrián (17 de mayo de 2016) El ‘modus operandi’ de los traficantes de migrantes. El País.
13. Montse Martínez (28 de febrero de 2018) Mercado de esclavos en Libia. El Periódico.
14. Juan Diego Quesada (25 de junio de 2017) La mafia hace caja con la migración. El País.
15. (21 de marzo de 2018) Un total de 2.782 refugiados han sido reasentados y reubicados en España, según el Gobierno. Europa Press.
16. En 2016 España concedió un total de 12.497 “visados dorados”. Y según datos de la AIDA, aprobó 355 peticiones de asilo (de las 16.544 recibidas) y otorgó 6.500 permisos de protección subsidiaria.
17. Marina Estévez Torreblanca (24 de marzo de 2018) Los “visados dorados” se disparan: 41.000 extranjeros obtienen
papeles por comprar casas de lujo o inversiones millonarias. ElDiario.es